El Psicoanálisis y la Discordia de las Identificaciones

Pluralidad de nombres –nombrar lo que se puede | XXVII Jornadas Anuales de la EOL
Pase

Pluralidad de nombres –nombrar lo que se puede

por Cecilia Gasbarro

Pluralidad de nombres –nombrar lo que se puede

Se me ha pedido una contribución sobre la noción de nominación en lo singular de mi caso. Cambio "nominación" por un plural, "nominaciones". En efecto, luego de terminar mi análisis y pedir mi entrada al dispositivo del pase, les puse nombre a los síntomas que me llevaron al análisis: "Sapo de otro pozo", "Cierre".

He testimoniado durante los tres años de mi tarea como AE sobre ellos y las razones de sus nombres. No redundaré en ello. Sí me parece importante recordar qué fue lo que me permitió la salida del análisis. A partir de un sueño y la interpretación del analista sorpresiva para mí:"¡Es tu pasión por el deslizamiento!"; pude hilar, no sin un tiempo, la existencia de un goce no fálico experimentado en el cuerpo, opacado por el avance del goce fálico repetitivo y mortífero, que intruyó en los síntomas, particularmente el del "Cierre". Una vez despejado el goce fálico fuera-de-cuerpo -luego de años de trabajo del inconsciente, que llegó hasta donde pudo con su fórmula repetitiva- y el efecto de diversas interpretaciones que lo equivocaban, ocurrió un cambio de perspectiva que me permitió salir de la locura de aspirar a un Todo en el amor, en la escritura, y a la vez reconocer ese otro goce que habitó en el cuerpo desde siempre y que no le debía nada a ningún todo.

Entonces, la persistencia de permanecer en el dispositivo analítico - más allá de la experiencia de máxima inconsistencia del fantasma, con el correlato de la caída del Otro que la sostenía y más allá incluso de la caída del SsS que había encarnado hasta entonces mi analista- se sostuvo en la decisión de agujerear lo más posible esa aspiración al Todo que había comandado mi vida. Es decir, la experiencia de un no-todo en mí como mujer tanto como analista.

El encuentro sorpresivo con un goce diferente abrió una dimensión que no fue epifánica. Si bien posibilitó la salida hubo que darle muchas vueltas durante mi post-analítico a través de lecturas, interlocuciones con colegas, escrituras de múltiples testimonios… para poder empezar a considerarlo así: un goce que habita el cuerpo, simplemente.

En su momento no surgió la necesidad de nombrarlo, aspirando a inventar un significante que fuera sin sentido. Tampoco la tengo ahora. Desde ya, "pasión por el deslizamiento" no comporta ningún fuera de sentido. El sentido aparece, no es posible deshacerse de él.

Me parece oportuno en este punto citar un breve escrito que Ëric Laurent envió como miembro del cartel H6 (2010-2012), publicado en Lacaniana No. 15 (p.98): "El empuje a "nombrar lo imposible de nombrar" resultó uno de los ideales de los cuales había que despojarse. Ningún "superyó" empuja a esto. Hay que nombrar lo que se puede (…).

Tomo esta última frase y la incorporo al título de esta breve contribución. A mí me orientó y me alivió de tener que embrollarme en "nombrar lo imposible de nombrar". Como verán, me interesaron y me siguen interesando otros caminos.

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