Creer en el Otro o creer en el síntoma

Como ya conté en mi primer testimonio, el fin de análisis se precipitó a partir de una serie de sueños de los que me despierto riendo.

El primero de ellos fue el siguiente: un cónclave de obispos. Uno de ellos se me acerca y me dice en un tono que me recuerda inmediatamente a Nani Moretti en el film Habemus Papam: Mira, noi no sapiemo niente de esta cuestione del finale da analichi, un cazzo....En un costado, y agregando un elemento más a esa escena bizarra, aparece mi hijo que me abraza emocionado…

Explicar un chiste hace perder la gracia pero como pueden ver ahí, mi verdadera cuestión no era ni terminar el análisis, ni hacer el pase, ni ser nominado AE así como así, como se dice. Lo que yo quería verdaderamente es terminarlo … como Dios manda…

Toda mi vida sufrí intensamente porque las cosas nunca ocurrían como yo creía que deberían haber ocurrido. Me corrijo, no simplemente como yo creía, de ningún modo, como deberían haber ocurrido si el gran Otro existiera. Eso alcanzaba hasta mi llegada al mundo, ni siquiera había nacido en el momento oportuno…

El análisis me enseñó a creer ahí donde no hay Otro que garantice nada. ¿Y por qué terminé por consentir a ello? Porque "salir de ahí" me hizo sentir otro cuerpo. Cuestión de creencias.

Si vuelvo al principio debo reconocer que a mi síntoma si le creí de entrada y con una fidelidad extraña. Creía tener todas las razones del mundo para justificar mi sufrimiento. El único problema es que mi síntoma no me creía. Mi analista tampoco. Y lo bien que hacían…