Un grano de arena
¿Qué podemos extraer del fenómeno de masa?
por Paula Szabo

Freud aisló tres modos de identificación. En el primer modo al que nombra como amor al padre, ubica el lazo afectivo donde el padre es tomado como ideal, escenario del Complejo de Edipo. El segundo modo implica el lazo de amor u odio al objeto pero ya no como ideal sino reprimido y reducido a un rasgo, retorno sintomático de la identificación producto de dicha represión a raíz de la ambivalencia afectiva. La lucidez freudiana no deja escapar que allí se empalma a este sentido edípico una "facilitación somática", se articulan así la vertiente del síntoma mensaje y el síntoma como fijación de goce, el grano de arena que da lugar a la perla. Podríamos pensar que en estas dos modalidades de identificación el motor es la relación al Otro. En el tercer modo de identificación, que se da en el fenómeno de masas, Freud pone a la luz otro detalle, divino detalle que nos permite captar algo más. En el contagio histérico la relación de objeto es indiferente y no puede ser ya pensada como la causalidad que se aísla para dar cuenta del fenómeno. Aquí, no es el amor/odio a la muchacha del internado que recibe la carta de su amado abandonándola lo que cuenta, sino que es el rasgo de un goce supuesto en el otro el que pasa a primer plano. Retorna el propio goce en forma invertida bajo el modo de la epidemia, "todas abandonadas". Queda así la vertiente de la fijación de goce expuesta y velada a la vez. Dicha públicamente pero con un desconocimiento radical de la verdad en juego.
De este modo el fenómeno de masa enseña sobre la cara autística del síntoma, que si bien es soplado a los cuatro vientos no se dirige a un Otro que pueda interpretarlo. Y cuya causa primera no es el Otro sino el Uno, el grano de arena. El deseo del analista opera a contrapelo del fenómeno de masa intentando extraer ese grano singular de cada quien oculto en el contagio.