El Psicoanálisis y la Discordia de las Identificaciones

Un golpecito | XXVII Jornadas Anuales de la EOL
Frutos y cáscaras

Un golpecito

por Eugenia Molina

Un golpecito
Fotografía: Roma, de Romina Merlo

Ya hemos captado en la clínica los efectos de la pluralización de los nombres del padre. Esa inconsistencia también puede tomar la forma de increencia.

Nos preguntamos con el argumento de nuestras jornadas: ¿qué estatuto tiene hoy creer en el padre o increer en él?

No se trata ya de denunciar el carácter de semblante que el padre como medio-dios es, sino que nos encontramos con que no se cree en los semblantes, tampoco en ese. O bien, existe el creyente fundamentalista del Uno, más que del Otro.

Uno de los efectos de esa cicatriz que deja la evaporación del padre- sino el más importante- es el de la segregación[1], algo que podemos localizar en un movimiento de época que no llega a ser comunidad de goce: las bandas o pandillas de jóvenes.

Un denominador común en estos grupos, suele ser la ausencia de esperanza y el descreimiento en el Otro, que puede derivar en la agresividad y a veces la violencia. La pelea de los cuerpos, el daño al semejante y a sí mismo, muchas veces dan cuenta de que no hay una separación del Otro, y entonces no sucede eso que nos plantea Lacan: que en el extravío de nuestro goce es el Otro el que nos sitúa.[2] Sino más bien que intentamos imponerle nuestro propio modo de gozar, segregando al que no goza igual. Algo que advertimos repetidamente en las peleas callejeras, en los colegios, en los boliches, etc.

En la premiada serie Peaky Blinders, nos encontramos con una banda de hermanosque cometen delitos de alto calibre en las calles de Birmimgham. El escenario muestra el derrumbe social y subjetivo luego de la primera guerra mundial. Hay un padre devaluado, que estafa a sus propios hijos, y un hijo que despreciando a ese padre se erige como el jefe de la banda. Un padre consonante con el declive de los ideales, pero en el cual aun se cree, ya que existe el odio como respuesta ante la estafa.

A diferencia de los Peaky Blinders, hoy en las bandas, nos encontramos más bien con la increencia ante el Otro, por lo tanto no hay qué esperar. Ese vacío intenta ser rellenado por diferentes discursos – jurídico, educativo- obturando la posibilidad de crear una mínima fractura que permita interrogar un goce en juego. La segregación insiste en tales discursos, pero no se encuentra la vía por la cual alojar esos goces diferentes.

¿Cómo el analista puede impactar allí, provocando ese pellizco, ese chispazo capaz de conmover el tedio? Difícil, cuando no hay cierto atisbo de creencia. Tal vez…ser incautos ante la increencia puede ser un golpecito que produzca cierto despertar.

NOTAS

  1. Lacan, J. Nota sobre el padre. Revista Lacaniana N° 20. Bs. As. GRAMA, 2016, p. 9.
  2. Lacan, J. Televisión. Otros escritos. Bs. As. Paidos, 2012, p.560
XXVII Jornadas Anuales de la EOL