Identificación y lazo social
por Alejandra Glaze

Si hablamos de identificación y lazo social, nos preguntamos acerca de qué manera se instituye lo colectivo, no la multitud, sino la matriz a partir de la cual se construyen los vínculos sociales. Sabemos, con Lacan, que la experiencia del inconsciente es una experiencia política, un encuentro con lo colectivo en lo individual. Es esa "aspiración en sí de un elemento profundamente Otro". [1]
Pero también, un sujeto solo accede a la singularidad deshaciendo sus identificaciones mortificantes al Otro, y rompiendo las ataduras que lo ligan a los ideales que lo retienen, produciéndose allí una subjetividad diferente a la que se efectúa bajo el dominio del discurso amo, que vela la posibilidad de esa singularidad con el imperativo de que la cosa marche.
En este sentido, y por ejemplo, con los últimos movimientos feministas en Argentina, esos movimientos que tienen la característica de ser fugaces y multitudinarios, ¿podemos hablar de un nuevo modo de configuración de un espacio político? Tal vez una nueva modalidad (contemporánea e inédita) que enlaza la singularidad a la sustancia gozante, en un nuevo espacio político a redefinir más allá del Otro del Otro, más allá de toda identificación, y que tal vez le da al concepto de lazo social un nuevo sentido.
Pareciera que el reto tiene más que ver con los cuerpos y su goce, que con la ideología o con la encarnación de un significante amo, produciendo cierta vacilación del régimen del Otro.
Judith Butler se pregunta si no hay que enmarcar este tipo de movimientos en un nuevo tipo de lazo, con un "Carácter Corporeizado", una manera de poner el cuerpo en las protestas que se expresan por medio de reuniones, asambleas, huelgas, vigilias, ocupación de espacios públicos, con esos cuerpos que, dice textualmente, tienen "en su precariedad" su impulso fundamental. Lo llama una "Performatividad Corporeizada" y de carácter plural, que quiere decir, para Butler, que un lenguaje, por su propia fuerza, puede crear algo nuevo o poner en juego ciertos efectos o consecuencias. Y aclara: "…los cuerpos, en las reuniones, dicen que no son prescindibles, aunque no articulen palabra. Esta posibilidad expresiva forma parte de una performatividad corporeizada y de carácter plural que está marcada por la dependencia y la resistencia del individuo". [2]
Es así que se hace factible, en el terreno de lo político, una "Comunidad de singularidades que se reparten su goce en-común sustrayéndolo a la saturación imaginaria de una comunidad totalizante". [3]
Desde el psicoanálisis aún tenemos mucho qué decir.
NOTAS
- Lacan, J.: El Seminario, libro 10, La Angustia, Paidós, Buenos Aires, 2007, p. 354.
- Butler, J.: Cuerpos aliados y lucha política, Paidós, Buenos Aires, 2018, p. 26.
- Bonazzi, M.: El lugar político del inconsciente contemporáneo, Grama, Buenos Aires, 2012, p. 31.