El Psicoanálisis y la Discordia de las Identificaciones

Cuerpo y discordia | XXVII Jornadas Anuales de la EOL
Frutos y cáscaras

La creencia en los niños

por Alberto Justo

Cuerpo y discordia
Fotografía: Griselda Lozano

Desde sus comienzos, el psicoanálisis tuvo que lidiar con pequeños fenómenos que perturbaron de manera radical el supuesto dominio de lo propio. Fue en el cuerpo donde Freud encontró, en el síntoma histérico, la llave para abrir la naturaleza del conflicto planteado. Por este camino y ante la invitación de este breve escrito, se me plantea la pregunta de cómo anudar cuerpo y discordia.

Para esbozar algunas respuestas, encuentro tres momentos de la enseñanza de Lacan, donde una discordancia de esta naturaleza se revela. Su conferencia sobre el síntoma en Ginebra, donde localiza en el caso Juanito eso que irrumpe que, lejos de ser auto, se impone como profundamente Hetero, y como vía la Fobia, eso que "enganchado en algún lugar del bajo vientre"[1], se presenta bajo la forma de movimientos, encarnados ahora, en el caballo -como lo más ajeno y peligroso- que se desplaza a un escenario donde amedrentado por el síntoma, limita sus desplazamientos por la ciudad. O También, en el rapto de Lol V. Stein aquella "que no puede decir que sufre"[2], donde el armado en una escena experimenta sus límites, en la desnudez de un vestido que cae en el marco de una ventana, o en el fragmento de Retrato del joven artista, donde el cuerpo disruptivamente es mancillado por una paliza y su esfuerzo de réplica será un cuerpo "que se desprende como la cáscara de un fruto maduro".

Son tres formas donde, como nos recuerda J.A Miller en su curso sobre la Experiencia de lo Real "No es sólo que el ser del viviente no es el individuo, no es el Uno del individuo, sino que éste, cuando se trata del cuerpo del ser hablante, es la fragmentación del cuerpo"[3]. Ahí entiendo una posible localización, cada vez, de la discordia con el cuerpo.

Para concluir, este lazo me evocó la novela de Tommy Wieringa "Los Nombres"[4], que trata sobre el exilio. El autor construye de una manera cruda y religiosa, dos historias que transcurren en paralelo: una, en que la actualidad del desamparo más radical, se muestra en un grupo de desplazados que deambulan por un extenso desierto en la búsqueda desesperada de una frontera que les otorgue una última redención, el refugio del ser llamados Inmigrantes y la otra historia, un viejo policía, en la que un hecho contingente conmueve las identificaciones que sostenían una vida solitaria, rutinaria y empuja al personaje a reconstruirse a partir de las cuerdas de un nombre materno y el fragmento del laleo de una canción infantil, que aún resuena en su cuerpo, la búsqueda de un lugar, como se dice: donde caerse muerto.

NOTAS

  1. Lacan, J., "Conferencia en Ginebra sobre el síntoma", En: Intervenciones y Textos 2, Manantial.
  2. Lacan, J., "Homenaje a Marguerite Duras, del rapto de Lol V. Stein", En: Intervenciones y Textos 2, Manantial, p. 64.
  3. Miller, J.A., La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica, Paidós, Buenos Aires, p. 306.
  4. Wieringa, T., Los Nombres, Ed. Edhasa.
XXVII Jornadas Anuales de la EOL