Un amarre esplendoroso
Daniel Millas
1. Identificación
La identificación es el correlato de la división del sujeto, de su imposible identidad consigo mismo. La identificación simbólica, promovida por el Nombre del Padre, cumple un efecto de abrochamiento, permitiendo una relación entre el sentido y el goce del cuerpo así como la asunción de una posición sexuada.
En "Los signos del goce", J.A. Miller diferencia la identificación constituyente de la identificación constituida. La primera no es una representación tomada del Otro, sino la marca de un significante solo que no se encadena a otro, sino que introduce un vacío y llama a un complemento de goce. Las identificaciones constituyentes en cambio, promovidas por la función operatoria del NP responden a la articulación S1→S2. Miller subraya la importancia de diferenciar dos valores del S1, ya sea solo, o articulado a un S2.
La clínica de los fenómenos elementales en las psicosis, nos permiten considerar diferentes modalidades del S1 solo, del significante que desencadenado de lo simbólico retorna en lo real. Su manifestación primera se corresponde con la emergencia de un vacío, en los que la perplejidad y la indeterminación angustiante, dejan al sujeto expuesto a su máxima indefensión. Sin embargo, este vacío se transforma luego en certeza, a partir de la localización de un goce no simbolizado. En su escrito sobre las psicosis, Lacan lo llamó "objeto indecible". Fue en ocasión de estudiar la alucinación de una paciente entrevistada en una Presentación de enfermos. El carácter alusivo de una frase que se le impone: "Vengo del fiambrero" la deja suspendida en la perplejidad, de la que sale en el momento exacto en que escucha la injuria alucinatoria que la nombra: "Marrana". El significante en lo real tiene como correlato un objeto, que opera promoviendo un punto de amarre y una reunificación en acto del sujeto. No se trata entonces de un fenómeno de comunicación, ni de identificaciones promovidas por semblantes. La respuesta no proviene del Otro, sino de lo real y tiene al goce como referencia.
En el Seminario 10, Lacan introduce una nueva estructura de la falta. Una falta tal, que no puede ser suplida por el símbolo fálico, una ausencia que el símbolo no puede remediar[1]. El Otro en tanto tal se encuentra entonces afectado por una falta estructural que Lacan escribe S (Ⱥ): la del goce como significante. Es recortando algo del propio cuerpo que se conforma el suplemento acordado para asegurarle su consistencia. Es la función del (a) la que opera en la relación del sujeto con la cadena significante, estableciendo los puntos de capitón que ordenan la relación entre el sentido y el goce. Lacan se remite a la clínica de las psicosis para demostrarlo. En la clase del 3/07/63, afirma: "Digamos de paso que en la manía se trata de la ausencia de la función de a y no simplemente de su desconocimiento. Es por eso que el sujeto ya no es lastrado por ningún a que a veces lo entrega sin ninguna posibilidad de escapatoria a la metonimia infinita y lúdica, pura, de la cadena significante".
Además del caso extremo de la manía, podemos ubicar otras formas clínicas. Por ejemplo aquellas en las que el sujeto queda perdido, sin lograr engancharse a nada que lo represente. Pacientes cuyas identificaciones se muestran lábiles, sin un punto de referencia que los oriente, viviendo en una suerte de flotamiento que suele tornarse angustiante. El estudio de un caso así, tomado de una presentación de enfermos realizada por Lacan, le permite a J.A. Miller proponer lo que en aquella época denominó "enfermedades de la mentalidad". Hace referencia entonces a este tipo de identificaciones, afirmando que "no se precipitaron en un Yo, en ningún cristalizador…No hay significante amo y, a la vez, nada que venga a darle el lastre de alguna sustancia…" [2]. Podemos afirmar entonces que el punto de amarre de toda identificación, requiere del lastre de una sustancia que no tiene representación, de un objeto indecible, que opera anudándola al cuerpo.
2. Nominación
La nominación, el acto de decir lo que es, de decir lo que hay, tiene como referencia al goce. En "RSI" Lacan va a diferenciar el Nombre del Padre, del Padre como nombrante.[3] No se trata de comunicación, ni de articulación significante y efectos de sentido, sino que en la nominación: "…la habladuría se anuda a algo real"[4]. Lacan vuelve entonces a detenerse en el S1 solo, abordándolo ahora como la marca de un encuentro entre lalengua y el cuerpo. Esta noción de lalengua, con sus equívocos y resonancias, se diferencia del lenguaje como articulación, y del habla como comunicación de un sentido. En este seminario articula sus elaboraciones anteriores sobre el "rasgo unario" con una formalización de la letra, ya que también la letra es un significante solo, que anula todas las cualidades referibles. La letra, conceptualizada como litoral, mantiene una relación entre lo real y lo simbólico, entre el goce y el significante. El síntoma es ahora abordado como una función en el sentido matemático: f (x). ¿Qué es esta x? se pregunta Lacan y afirma: "Es lo que del inconciente puede traducirse por una letra en tanto que solamente en la letra la identidad de sí a sí está aislada de toda cualidad. Del inconciente, todo Uno en tanto que sustenta el significante en lo cual el inconciente consiste, todo Uno es susceptible de escribirse por una letra".[5]
Un S1 entonces, fuera de cadena se escribe por una letra en el corazón del síntoma. La nominación vendrá a indicar el lugar del goce como lo más singular del sujeto. Establece un litoral entre el goce que hay y la ausencia de una relación significante que pueda escribirlo. La operación consiste en que "el nombre hace un agujero en la dimensión del sentido y lo abrocha al mismo tiempo." [6]
3. Algunas Consecuencias:
-Esta perspectiva sobre el síntoma y el inconciente, incide en el modo de pensar la interpretación analítica. En 1996 Miller ya nos proponía tomar la interpretación por su reverso, oponiendo a la vía de elaboración la de la perplejidad. [7] Se trata de retener el S2 para reconducir al sujeto a los significantes elementales sobre los cuales ha delirado en su neurosis. Se explicita así que lo real en juego es el goce del traumatismo, del encuentro primero y contingente con lalengua.
-Se pone el acento en un pragmatismo que se nutre de la experiencia sintomática que resulta del impacto de lalengua, permitiendo usar y valorar las invenciones singulares de cada sujeto.
Para finalizar, una breve viñeta de un caso que tuve la oportunidad de escuchar en una Presentación de Enfermos. El desencadenamiento de su psicosis se había producido a los 21 años, en ocasión de ser llamado a cumplir con el servicio militar. Comenzó a padecer un insomnio que durante semanas no le permitía descansar, surgiendo luego una serie de ideas delirantes, que culminaron en un episodio de excitación maníaca por el que debió ser internado. Luego de muchos años, en los que atravesó internaciones, tratamientos psicoterapéuticos y farmacológicos, encontró una estabilización a partir de la puesta en práctica de un simple dispositivo, que como un ritual ineludible llevaba a cabo cada noche. El sujeto, identificado a una figura religiosa, sostiene una tarea solidaria en la iglesia de su barrio. Sin embargo no deja de considerarse diferente al resto de sus compañeros ya que manifiesta tener una conexión directa con Dios. Inspirado por esta convicción antes de irse a dormir lee la Biblia. Refiere que se trata de una lectura ordenada ya que cada versículo cuenta con un número limitado de palabras. Pero explica que la sabiduría de Dios es tan grande, que cada una de estas palabras se abre a una cantidad enorme de sentidos posibles. Así, cuando se encuentra a punto de perderse en una suerte de polisemia infinita, algo se produce que viene a detenerla. Se trata de "un goce esplendoroso" localizado en el pecho. Esta experiencia le produce una satisfacción que lo pacifica, luego de la cuál todo se aquieta y se duerme apaciblemente.
Nos trasmite con sencillez que el consentimiento al goce es el amarre que permite alcanzar un Punto de Basta y detener la fuga del sentido.
NOTAS
- Idem "El Seminario 10. La Angustia" Edit. Paidós, Bs.As., 2006, pag. 151.
- Miller, J.A.: "Enseñanzas de la Presentación de Enfermos" en "Los inclasificables de la clínica psicoanalítica" Edit. Paidós, Bs.As., 1999, pag, 428.
- Lacan, J. "RSI" 15.04.75
- Lacan, J.: "Seminario RSI" clase del 11.03.75
- Lacan,J. "Seminario 22. RSI" clase del 21.01.75.
- Miller, J:A. "Seminario en Barcelona Lacan con Joyce"
- Miller, J.A.: "La interpretación al revés" en "Entonces Sssh…" Edit. Eolia, Bs.As., 1996.